Si has tenido la mala suerte de llegar al aeropuerto en un día de niebla intensa, sabrás que, probablemente, te tocará esperar a que las condiciones climáticas mejoren antes de despegar. Sin embargo, una vez en el aire, no parece que esa niebla, tan persistente y cegadora en el suelo, suponga problema alguno para el piloto.
Espera… ¿No es este un artículo sobre inteligencia artificial? ¿Por qué hablo sobre nubes y aviones? Lo confieso: aún me está costando volver a la rutina después de las vacaciones de verano. Pero, en realidad, esta reflexión meteorológica no es tan descabellada como parece.
La IA desborda el contenido online
El estratega de negocios Daniel Priestley explica que el contenido generado con IA se parece a esa niebla espesa que cubre todo lo que vemos en internet. Es más fácil que nunca producir un texto, una imagen o incluso un vídeo con IA. Y, por consiguiente, es más difícil que nunca discernir qué contenido es realmente valioso y cuál es mera paja. La competencia por captar el interés de la audiencia se ha vuelto feroz, y los creadores de contenido lo tenemos francamente complicado para destacar.
Pero… ¿Y qué ocurre con el avión de la metáfora? Afortunadamente, después del despegue el cielo se vuelve azul y puedes viajar a 800 km/h. Es decir: si consigues distinguirte de ese contenido genérico, aburrido y vacío, la competencia es mínima y los resultados se disparan. Y aquí llega la pregunta del millón: ¿qué debemos hacer para que nuestro contenido destaque en un entorno digital saturado por la IA?
Señales de que un texto huele a IA
Soy la primera que utiliza la IA para crear contenido, y me encanta. El problema es que muchos creadores la consideran un sustituto del juicio humano, y publican posts sin ningún tipo de gracia ni cariño, sin editar una sola coma.

Fuente: Marketoonist.
Aunque cada herramienta tiene sus matices, hay una serie de síntomas que se repiten tanto que ya son casi marca registrada:
- Introducciones genéricas y grandilocuentes, del estilo de “Vivimos en un mundo en constante evolución…” o “La tecnología ha transformado nuestra forma de vivir”.
- Abuso de conectores: “además”, “por otro lado”, “en definitiva”. Si todos los párrafos empiezan con un conector, se vuelve pesado.
- Frases hechas como “no cabe duda de que…”, “a la hora de…”, “es fundamental tener en cuenta…”, “no solo X, sino Y”, etc.
- Tono motivacional exagerado. Todo termina con un “¡tú también puedes lograrlo!”, o un “esto marca un antes y un después”.
- Falta de voz propia. No hay referencias personales, anécdotas, ni estilo reconocible. El texto podría haberlo escrito cualquiera.
- Uso del emoticono del cohete 🚀. Parece broma, y ojalá lo fuera, pero siempre que veo un post de LinkedIn con este símbolo, lo tomo como señal inequívoca de que está escrito con IA.
¿Y qué hay de malo en utilizar la IA para crear contenido?
¡Nada! No veo ningún problema en que utilicemos la mejor tecnología disponible para comunicarnos de forma más eficaz. Rechazar un texto porque se ha escrito con IA es igual que rechazar el correo electrónico a favor de las palomas mensajeras. Si escribir un artículo de blog me cuesta 4 horas sin ayuda de la IA, y una hora con ella, bienvenida sea.
Lo que no podemos permitir es que el uso de la IA suponga una caída de calidad. Lo repito: si utilizas la IA para crear contenido, debes asegurarte de que siga siendo bueno. Y ahí está la clave: de nada sirve publicar 15 posts a la semana en redes sociales, si ninguno de ellos es bueno. Por tanto, debemos aprender a utilizar la IA, no solo para generar contenido, sino para generar contenido excepcional que nos permita despegar y destacar sobre el resto.
3 tácticas para mejorar tu contenido creado con IA
Antes de empezar con trucos avanzados, dejemos por escrito lo obvio: debes revisar y editar las respuestas de la IA, siempre, siempre, siempre. Las respuestas generadas con ChatGPT, o cualquier otra herramienta, son meros borradores, y tú eres el responsable de darles la chispa para que brillen. Una vez aclarado esto, procedamos a algunas tácticas más sofisticadas:
1. Entrena a ChatGPT con tu voz
Yo tengo un GPT personalizado que se ha encargado de analizar un gran corpus de mis publicaciones en LinkedIn y newsletter. Así, ha identificado mi estilo y es capaz de reproducirlo con cierta fidelidad. De esta forma, parto de un borrador más avanzado y cercano a lo que busco.
2. Utiliza las historias personales
Hay algo que tú tienes que la IA nunca podrá tener: una vida. ¡En serio! Aprovecha tus anécdotas personales y asegúrate de labrarte un estilo propio, distintivo, que te separe del resto (y de la IA). En la uni me enseñaron que nunca, bajo ningún concepto, debía utilizar la primera persona en textos “serios”. Ahora hago un esfuerzo por incluirla siempre.
3. No seas tan perfecto
La IA es especialista en producir textos académicos, impolutos, perfectos. Lo complicado hoy en día es publicar contenido real, genuino e imperfecto. ¿Crees que es casualidad que haya escrito “uni” en el párrafo de arriba, en lugar de “universidad”? No. Lo hago a conciencia para que, al leerme, tengas la sensación de que estamos charlando sobre IA y contenido mientras nos tomamos un café. Y esa cercanía conecta con la audiencia, mucho.
En un mundo donde la IA puede generar toneladas de contenido en cuestión de segundos, la verdadera ventaja competitiva no está en la velocidad, sino en la autenticidad. La niebla de textos genéricos y predecibles seguirá cubriendo internet, pero quienes se tomen el tiempo de añadir su voz, sus historias y su toque humano lograrán volar muy por encima de ella.
Le he pedido a ChatGPT que escribiera un párrafo de conclusión para mi artículo. ¿Te habías dado cuenta? 😜